Visita el Salto del Nervión y el Valle de Ayala

Un día tranquilo en un espectacular entorno natural, cerca de casa

A poco más de 15 minutos en coche desde casa se encuentra el Salto del Nervión, la cascada más alta de España; aunque es poco frecuente que caiga agua, el cañón es un espectáculo en si mismo, así como el bosque que lo rodea. 

El Valle de Ayala, en el que se halla situado Amurrio, es uno de los grandes desconocidos del turismo en el País Vasco.

Además de ver el Salto del Nervión y su entorno en el Monte Santiago, en este plan para un día tranquilo cerca de casa os proponemos la visita a algunos paisajes y pueblos en los que probablemente no encontraréis más turistas que vosotros mismos.

1ª etapa: Salto del Nervión

Salimos de casa en coche y giramos a la izquierda para alcanzar la rotonda. En ésta cogemos la primera salida rumbo a Orduña, por la carretera A 625. Rodeamos la ciudad de Orduña por la circunvalación, y continuamos en dirección a Burgos-Puerto de Orduña.

Por supuesto, se trata de un puerto de montaña, bien conocido por los aficionados al ciclismo. La subida supera en ocasiones el 14% de pendiente, y tiene 12 curvas de herradura. Las vistas sobre el valle y los acantilados de la peña son impresionantes. Al llegar al borde, en la última de las curvas de herradura, hay un pequeño mirador donde se puede hacer una parada para admirar las vistas sobre el valle de Arrastaria. Al este podemos ver el mirador de Esquina Rubén.

Un poco más adelante llegamos al punto más alto del puerto, con una señal que indica 902 m. sobre el nivel del  mar. Continuamos y unos cientos de metros más adelante vemos a la izquierda el parking que está a la entrada del Monumento Natural de Monte Santiago, y que nos llevará hasta el Salto del Nervión.

La pista que se adentra en el parque es de arena y grava, con frecuentes y profundos  baches causados por los rigores del invierno. Pero es perfectamente practicable para cualquier coche, con tal de que se conduzca despacio y con cuidado.

Desde aquí podemos seguir a pie hasta el mirador, en un paseo corto por pista bien pavimentada. De camino al mirador pasaremos por la Lobera, una antigua trampa para cazar lobos, rehabilitada y convertida en un punto de interés.

Desde el mirador podemos apreciar los casi 300 m. de caída libre; no es apto para personas que sufren de vértigo, pero merece la pena vencer la aprensión y disfrutar de las maravillosas vistas.

Mientras nosotros miramos hacia el frente y hacia abajo, varios buitres de gran envergadura nos sobrevuelan con elegante calma, preguntándose qué estaremos haciendo…

Una vez en el mirador podemos volver por el mismo camino o continuar por la Senda del Cortado hasta el mirador de Esquina Ruben, desde el que de nuevo por pista pavimentada llegaremos hasta el segundo parking, donde hemos dejado el coche.

 El trayecto entre los dos miradores transcurre íntegramente entre el bosque de hayas y el acantilado, en un camino sin pavimentar y con unas vistas impresionantes sobre el valle.

Dependiendo del tiempo es conveniente llevar un cortavientos y botas o zapatillas deportivas. El trayecto no es peligroso ni reviste más dificultad que algunas cuestas algo empinadas.

Si crees que el trayecto de la senda puede ser demasiado,  puedes tomar una variante más corta pero también muy interesante: al poco de comenzar a andar por el cortado te encontrarás con el otro extremo de la Lobera. En el punto en que la pared llega casi hasta el borde del acantilado verás que a la derecha continúa la senda, mientras que un nuevo camino surge de frente y se adentra en el bosque. Síguelo sin miedo, está bien marcado y te conducirá de nuevo a las inmediaciones del segundo parking. Por el camino es posible que te encuentres caballos o vacas que pastan tranquilamente entre los árboles.

2ª etapa: Orduña, la primera ciudad de Bizkaia

Y también la única con título real, por cierto, ya que otras poblaciones como Bilbao, Bermeo o Durango, con mucho más nombre, habitantes y peso en la economía, son oficialmente simples villas y no ciudades.

Curiosidades históricas aparte, Orduña –en euskera Urduña– merece la pena una visita. El centro histórico se articula en torno a la plaza, presidida por el edificio de La Aduana, hoy convertido en un hotel balneario.

En esta plaza es donde antiguamente se organizaba el mercado de la lana, que llegaba de Castilla en carretas y se enviaba desde aquí a los puertos de Bilbao o Castro Urdiales para su exportación. Hoy en día se sigue organizando un animado mercadillo semanal los sábados.

Si te gustan la historia y las “piedras”, en la Oficina de Turismo se puede contratar una interesantísima visita guiada por la muralla, la Iglesia de Santa María, etc.

En las calles en torno a la plaza hay numerosos bares y restaurantes donde comer y beber bien. Mias preferidos son Hiría, cocina tradicional, y Hikei, algo más elaborada sin perder las esencias.

Para bajar la comida puedes dar un paseo hasta el Santuario de la Antigua, en las afueras, con unas impresionantes vistas hacia el monte Txarlazo, donde se erige un curioso monumento a la misma virgen. De aquí mismo parte una estupenda ruta de trekking para subir hasta el monumento, a la que dedicaré otra entrada en este blog.

3ª etapa: un recorrido por la sopeña

Tras visitar el Santuario volvemos a buscar el coche y continuamos por el mismo camino que acabamos de andar, la carretera A-3618, en dirección a Lendoño, Belandia y Maroño.

Se trata de un recorrido corto por una carretera rural, estrecha y para conducir despacio, disfrutando del encanto de cada rincón o haciendo un alto para tirar unas fotografías.

En Maroño, junto al embalse, se encuentra Guzurtegui, agroturismo – restaurante con una magnífica terraza en la antigua era y hasta una campa con columpios para los más pequeños. Buen sitio para tomar un café… o incluso reservar la cena más más tarde.

4ª etapa: Quejana, el corazón del Valle 

Desde Maroño pasamos por Izoria y nos incorporamos a la carretera general para unos pocos kilómetros. Tras pasar por Respaldiza nos desviamos de nuevo por una pequeño trayecto lleno de curvas hasta Quejana.

¿Y qué hay en este apartado rincón, en los límites del País Vasco?

 El Solar de los Ayala. Un conjunto monumental en el que vivió (y actualmente tiene el sepulcro) don Pedro López de Ayala, el Canciller Ayala. Poeta, historiador, guerrero y estadista. Consejero de Pedro I (el cruel), y luego de Enrique II de Trastámara (su hermano bastardo, tatarabuelo de Isabel I de Castilla)…

Un tipo interesante, vaya. Si alguna vez existió un Juego de Tronos de verdad, está claro que don Pedro jugó en el un papel importante.

En el conjunto monumental hay un pequeño museo donde puedes aprender algo más de su historia. Y si hay suerte, visitar el sepulcro del Canciller y su esposa Leonor de Guzmán, una auténtica joya prerrenacentista.

A unos cientos de metros del conjunto está el hotel Los Arcos de Quejana. Otro buen sitio para hacer una parada y tomar algo. O quedarse a cenar en el magnífico restaurante.

5ª etapa: Artziniega, otra hermosa villa medieval

Desde Quejana nos dirigimos ahora hacia Beotegui por una carretera vecinal, disfrutando de la integración de las casas con el paisaje, y luego hacia Menagarai. Nos incorporamos de nuevo aquí a la carretera general, en dirección a Artziniega.

Una vez en la villa, como señalan en la web de Turismo Euskadi:

“El carácter medieval de esta localidad nos trasladará a aquella época mientras paseamos por las callejuelas del casco antiguo. Declarado Conjunto Monumental Histórico en 1995, podremos observar sus tres calles paralelas (la de Arriba, la del Medio y la de Abajo), comunicadas entre sí por cantones, y admirar las hermosas construcciones, de diversos estilos, que conforman el rico patrimonio de la villa. Entre estos edificios, destacan la Torre de Artziniega, un bello palacete renacentista con una monumental puerta clasicista, el Convento de las Madres Agustinas y el Ayuntamiento Viejo, del siglo XIX. Fuera del casco histórico, encontraremos el majestuoso Santuario de Nuestra Señora de la Encina, que tiene un magnífico pórtico con cuatro arcos y un retablo mayor de principios del siglo XVI y estilo hispano-flamenco, declarado monumento histórico-artístico.”

(Fuente: turismo.euskadi.eus)

La verdad es que pasear por las calles de Artziniega siempre es un placer. Y por supuesto, tomar algo en los numerosos bares, donde siempre hay algún vecino dispuesto a entablar conversación.

6ª etapa: Vuelta a casa

Después de todo el día dando vueltas (en pequeños trayectos, eso sí) por el Valle de Ayala, desde Artziniega estamos a menos de 15 minutos de casa por la carretera A-624.

Si has hecho todo el trayecto y te ha gustado puedes dejar un comentario.

Y si te has encontrado algún problema, una inexactitud o tienes cualquier sugerencia de mejora, será por supuesto muy bienvenida.